Áreas de intervención

En CRC psicología trabajamos con una  metodología que sigue 4 pasos:

   Evaluación de la situación o dificultad

  Devolución de dicha evaluación

3º  Establecimiento de objetivos

  Intervención

Ansiedad

Todos hemos experimentado ansiedad alguna vez, sería imposible que no fuera así ya que la ansiedad es una de las emociones básicas, presente en todas las personas más allá de su raza o cultura. Sin embargo, la ansiedad se convierte en un problema cuando en lugar de activarnos nos bloquea, nos impide tomar decisiones, y nos genera sensaciones desagradables.

La ansiedad es una respuesta emocional que se da ante situaciones que percibimos como peligrosas, aunque objetivamente no lo sean, y se puede sentir antes de que la situación ocurra.

Da lugar a tres tipos de respuestas en nuestro cuerpo:

  • Respuesta Fisiológica: se acelera el ritmo cardíaco y respiratorio, aumenta mi sudoración, siento presión en el pecho, dolores de estómago…
  • Respuesta Cognitiva: pensamientos catastrofistas y repetitivos que resultan difíciles de cortar, inseguridad…
  • Respuesta Conductual: evitación de la situación, movimientos repetitivos, comer, beber o fumar en exceso…

Si experimentas ansiedad habitualmente, es probable que te hayas sentido identificado con alguna de estas respuestas. En algunos casos, dichas respuestas suponen una interrupción en tu día a día, en tu forma de interpretar y vivir distintas situaciones, en tu capacidad para disfrutar.

En otros casos, la ansiedad experimentada se centra en un aspecto en particular, por ejemplo el miedo a volar, a meter la pata al hablar en público… impidiendo que la persona que la padece realice estas actividades con lo que acaba convirtiéndose en una fobia.

En cualquiera de estos casos, la intervención de un psicólogo podría ayudarte a controlar esa forma negativa en que anticipas ciertas situaciones. Así como también puede ayudarte a frenar esa fobia que te impide llevar una vida plena.

Depresión

La depresión es un trastorno del estado de ánimo, de hecho es el más común, se considera que una de cada cinco personas llegará a desarrollar un cuadro depresivo a lo largo de su vida. La depresión puede aparecer cuando sufrimos una pérdida o cuando se da un cambio importante en nuestras vidas al que no hemos sabido adaptarnos. En ocasiones, la persona es incapaz de identificar en que momento comenzó a sentirse así y que ha causado su estado de ánimo actual.

Los síntomas que nos produce podremos notarlos en los siguientes cinco grupos:

  •  Síntomas anímicos: entre los cuales aparecen sentimientos de infelicidad, irritabilidad, abatimiento, pesadumbre.
  •  Síntomas motivacionales: es muy habitual que las personas que padecen depresión tengan incapacidad para disfrutar, anhedonia, expectativas negativas de cara al futuro o incluso que les resulte un gran esfuerzo hacer tareas habituales como levantarse de la cama o asearse.
  •  Síntomas cognitivos: valorarse a uno mismo de forma negativa, sentir culpa, percibirse como poco útil o notar una bajada en la autoestima, son características que además de aparecer frecuentemente en aquellas personas que presentan depresión, facilitan también el desarrollo de la misma.
  •  Síntomas físicos: es normal que se produzcan cambios físicos como insomnio, pérdida de apetito y de deseo sexual, además de algunas molestias físicas como dolores de cabeza, intestinales o náuseas.
  • Síntomas interpersonales: en muchas ocasiones las relaciones interpersonales se verán afectadas. Las personas que padecen depresión pierden el interés por relacionarse con los demás, por lo que se aislan de sus amigos y familiares.

Para algunas personas no es fácil darse cuenta de que su estado de ánimo y su capacidad para disfrutar ha cambiado. A veces son los familiares los que se hacen conscientes de esta apatía e irritabilidad, por lo tanto, si has percibido en ti, o en alguna persona de tu entorno los síntomas que detallamos anteriormente, deberías considerar la intervención de un psicólogo.

Infancia y Adolescencia

La infancia y la adolescencia son dos épocas de grandes cambios.

Cuando somos pequeños todavía no entendemos el mundo que nos rodea, no sabemos como reaccionar ante ciertos eventos, y aunque en muchas ocasiones son nuestros errores los que nos ayudan a aprender, son también esos errores los que generan culpa o baja autoestima, algunos niños se centran especialmente en sus equivocaciones llegando a creer que la falta de éxito no es propia de su edad o de su momento evolutivo, si no el resultado de una falta de capacidades, en definitiva, algunos niños llegan a creer que no son tan inteligentes o tan habilidosos como sus compañeros. A veces, esa falta de conocimiento, tan comprensible a su edad, es la que produce miedos, ansiedad o ciertas conductas impulsivas que perpetúan de forma automática para salir al paso de algunas situaciones.

La adolescencia es la etapa de cambio por excelencia. Durante estos años, el que antes fue niño empieza a convertirse en adulto, sabe que ya no es quien era, pero desconoce en quien se va a convertir, esto es lo que llamamos búsqueda de identidad, una búsqueda que marcará toda la adolescencia y parte de la edad adulta.

A lo largo de dicha etapa, se van a dar cambios biológicos, físicos, culturales, y sociales. Los jóvenes tratan de identificarse con su grupo de iguales, el cual supone un referente para ellos, un ejemplo a seguir. Del mismo modo, ponen distancia con sus padres para demostrar que ya no los necesitan como antes, que ahora ellos tienen su propia opinión.

En este momento vital, la estructura cerebral se está reorganizando, dando lugar a una etapa de inestabilidad necesaria para lograr un pensamiento autónomo. Así por ejemplo, la corteza prefrontal (encargada la toma de decisiones, planificación, inhibición de comportamientos inadecuados, interacción social y autoconciencia) está aún en desarrollo durante la adolescencia, por lo que el cerebro resulta espectacularmente moldeable brindándonos una oportunidad fantástica para aprender y desarrollar nuestra creatividad.

Claro que toda esta inestabilidad tiene también algunas desventajas. Por su parte, el sistema límbico (implicado en el procesamiento emocional y el procesamiento de recompensas) sufre importantes cambios y es que durante la adolescencia desaparecen en torno a un 30% de los receptores de dopamina, encargados de regular las pequeñas alegrías, si antes pasear con sus padres era toda una recompensa, al llegar a la juventud se buscarán actividades más estimulantes, lo que hace que los adolescentes sean hipersensibles a correr riesgos, pues los disfrutan mucho más.

Por todas estas razones, la infancia y la adolescencia son épocas en las que los cambios constantes pueden vivirse como experiencias de aprendizaje extraordinarias, pero en algunos niños y jóvenes también pueden convertirse en momentos de preocupación, miedo o desinhibición, por ello es importante enseñarles a regular sus emociones y manejar sus conductas, aprovechar esa plasticidad cerebral en su favor.

Problemas de Pareja

Con el ritmo frenético que la sociedad demanda actualmente, nos resulta difícil encontrar tiempo para nosotros mismos, y en muchas ocasiones todavía más para nuestra pareja.

Las relaciones de pareja requieren de tiempo y dedicación. La ilusión de los primeros momentos lo facilita todo, pero cuando la rutina cae sobre los dos miembros de la pareja es fácil que se nos olvide porque empezamos esta relación, que nos gustaba de la otra persona, o incluso nos parece que todos esos detalles que antes admirábamos en el otro ya no están ahí.

Por otro lado, cada miembro de la pareja tiene sus peculiaridades, sus necesidades y sus características. Cada uno ha aprendido a comunicarse de una manera diferente, por lo que a veces resulta complicado que ambos comprendan lo que el otro necesita, sobretodo si se combinan estilos de comunicación distintos.

Cuando las dificultades para entenderse adquieren prioridad frente a los momentos más dulces, cuando uno de los dos empieza a sentir que el otro no le escucha ni respeta sus necesidades, la pareja empieza a quedarse sin herramientas bajo las que sustentar su relación, comienzan las discusiones por detalles insignificantes motivadas por una larga lista de rencores y desacuerdos que se han dejado pasar pero no se han olvidado ni explicitado.

¿Hay algo que hacer cuando parece que todo está perdido?. Las relaciones son una cuestión de dos, un intercambio, donde lo más importante es dar y recibir. A veces esa interacción positiva y reforzante que existía al principio se ha dejado llevar por la comodidad del día a día, por eso hay que retomarla, recordar que os llevó a estar juntos y aprender a escuchar y expresar vuestras necesidades.

Habilidades sociales

En la actualidad es muy habitual oír hablar de habilidades sociales, de la importancia que tiene entrenarlas para saber como emplearlas a nuestro favor allá donde nos encontremos, sea en nuestro trabajo, con nuestra familia y amigos o incluso con nuestros conocidos, ¿Pero que son entonces las habilidades sociales?.

Las habilidades sociales son ese conjunto de conductas emitidas por una persona en un contexto interpersonal, en el que expresa sus sentimientos, actitudes, deseos, opiniones y derechos de forma adecuada a la situación, lo que implica respetar esas mismas conductas en los demás. Además, las personas socialmente habilidosas generalmente resuelven las dificultades inmediatas de cada situación mientras minimizan la probabilidad de que se den futuros conflictos.

Este tipo de habilidades son fundamentales en el día a día por diversas razones, muchas de las cuales se relacionan con nuestra autoestima y nuestros bienestar personal, de ahí la importancia de entrenarlas. Veamos algunas de estas razones:

  • En primer lugar, las relaciones interpersonales son nuestra principal fuente de bienestar, y también pueden convertirse en una fuente de estrés, sobre todo si tenemos 
déficits de las mismas.
  • Por otra parte, mantener relaciones satisfactorias con otras personas facilita la autoestima. 
¿Acaso no nos sentimos mejor cuando cuidamos las relaciones personales con las personas de nuestro entorno?
  • En muchos casos, la falta de habilidades sociales nos lleva a sentir emociones negativas como la 
frustración o la ira, y a sentirnos rechazados, infravalorados o desatendidos por los 
demás.
  • Por tanto, las personas con pocas habilidades sociales son más propensas a padecer alteraciones psicológicas 
como la ansiedad o la depresión.
  • Ser socialmente hábil ayuda a incrementar nuestra calidad de vida, en la medida en 
que nos ayuda a sentirnos bien y a obtener lo que queremos.

Muchas personas tienen dificultades para relacionarse, se siente incómodas en reuniones sociales, no saben de que hablar, o temen decir algo y meter la pata. En otros casos es el hecho de ser capaz de decir No el que genera ansiedad, malestar o incomodidad. Sin embargo, es muy importante que seamos conscientes de cuales son nuestros derechos y los respetemos, así como sentirnos capaces de indicar a los demás cuando no están respetando nuestros puntos de vista o nuestras necesidades.

En definitiva, el ser humano es un ser social, que necesita estar rodeado de otras personas con las que relacionarse y que inevitablemente tendrá que interactuar con ellas en distintos contextos, saber como adaptarse a cada situación no siempre es fácil, además de que puede resultar estresante. Por lo tanto, aprender habilidades de comunicación nos ayudará a sentirnos más cómodos en situaciones sociales, situaciones que aparecen en nuestro día a día, y además reforzará nuestra autoestima haciéndonos ver que somos capaces de desenvolvernos en todo tipo de entornos con todo tipo de personas.

Problemas de sueño

¿Es tan importante dormir bien? El sueño es un proceso que está estrechamente relacionado con ciertas funciones de nuestro cerebro, como por ejemplo, con la maduración cerebral durante las primeras etapas de nuestra vida, con el aprendizaje, ya que durante el sueño procesamos la información adquirida y la consolidamos en nuestra memoria… Sin embargo, el sueño se puede ver afectado con facilidad por cambios fisiológicos, así como por alteraciones emocionales que padecemos durante el día. Del mismo modo, ciertos problemas de sueño se asocian con dificultades en atención, memoria e incluso cambios del estado de ánimo.

Las horas de sueño que cada persona invierte pueden cambiar en función del estilo de vida, o cuando nos encontramos en épocas de depresión o estrés. Altos niveles de tensión o de sobrecarga de trabajo dificultan el tener un sueño reparador, y es precisamente en momentos así cuando nuestro cuerpo necesitará más horas de descanso.

La falta de sueño tiene consecuencias en nuestro nivel de activación, y nuestra capacidad para estar alerta, y por tanto en nuestro rendimiento ya sea en la escuela o en el trabajo. Además, cuando dormimos poco disminuye nuestra motivación para el día a día y nuestras capacidades cognitivas se empobrecen (atención, memoria, resolución de problemas…).

Esos cambios en el estilo de vida, en el ritmo de trabajo, en nuestro estado de ánimo, e incluso ciertos cambios fisiológicos de nuestro cuerpo, son los que pueden dar lugar a trastornos del sueño como los siguientes:

  • Insomnio: cuando hablamos de insomnio hablamos literalmente de falta de sueño. Aunque esta falta puede notarse en la calidad del sueño (si es o no reparador), en la duración del sueño (dormir pocas horas) o en ambos. Psicológicamente existen dos cuestiones que afectan al insomnio directamente, y son la depresión que generalmente produce despertares nocturnos y la ansiedad que dificulta la conciliación del sueño, es decir, el hecho de quedarse dormir al poco tiempo de meterse en la cama.
  • Parasomnias infantiles: las parasomnias implican a un conjunto de fenómenos que perturban el sueño. Las más habituales son el sonambulismo, los terrores nocturno y las pesadillas. Estos fenómenos interrumpen el ciclo normal de sueño en los niños lo que impide que puedan disfrutar de un sueño reparador e incluso pueden aumentar la sensación de ansiedad en quien los padece.

Otra de las dificultades que vemos implicadas en el sueño se refiere a los buenos y malos hábitos de sueño, y es que el uso de las nuevas tecnologías hasta pocos minutos antes de acostarse, o no mantener rutinas previas al momento de dormir, son algunas de las costumbres que pueden dar lugar a un trastorno del sueño como es el insomnio, por lo que no debemos tomarlo a la ligera, conocer buenos hábitos de sueño y ponerlos en práctica será fundamental para la salud de nuestro cuerpo e incluso para nuestro propio estado de ánimo.

Dificultades de aprendizaje

Las dificultades de aprendizaje se dan con más frecuencia de lo que solemos creer, aunque en muchas ocasiones no llegan a ser detectadas. En los gabinetes de psicología es habitual que los padres acudan preocupados porque el rendimiento de sus hijos se ve comprometido por razones que van más allá de una simple falta de motivación por el estudio. Sin embargo, desconocen cuales pueden ser esas razones, son conscientes del esfuerzo que sus hijos realizan para obtener unos resultados que consideraríamos dentro de la media, o incluso en algunas ocasiones, a pesar de ese enorme esfuerzo, el niño es incapaz de resolver los problemas de matemáticas llegado el día del examen, o escribir correctamente sin descolocar ciertas sílabas y sin cometer faltas de ortografía.

Es habitual que en los niños que tienen estas dificultades empiece a aparecer una gran frustración frente a las tareas escolares y los exámenes, algunos creen que son incapaces de seguir el ritmo de la clase, que nunca podrán entender las explicaciones de su profesor y en consecuencia que no son tan inteligentes ni habilidosos como sus compañeros. En definitiva, surge falta de motivación, apatía, problemas de comportamiento e incluso baja autoestima.

¿Cuáles son entonces las dificultades de aprendizaje más habituales entre los niños?

Hoy día sabemos que en torno a un 15-20% de los niños presenta alguna dificultad del aprendizaje, siendo estas las más comunes:

  • Dislexia: presente en un 5-10% de los alumnos. Los niños que la padecen muestran dificultades para estudiar, no entienden bien lo que leen y cometen muchas faltas de ortografía. Implica fundamentalmente a la lectura y a la escritura.
  • Discalculia: esta dificultad implica problemas para la adquisición de conceptos numéricos y para la aritmética. En ocasiones se presenta de forma tardía, ya que muchos niños aprenden habilidades matemáticas a través de la memorización, sin embargo, esta memorización se vuelve insuficiente al aumentar el nivel escolar y es entonces cuando empezamos a notar que existe un problema.
  • TDA-H: el trastorno por déficit de atención e hiperactividad supone en el niño dificultades para mantener la atención, quedarse quieto o moverse lo menos posible pese a las exigencias de sus padres o profesores y la presencia de conductas impulsivas.
  • Trastorno del aprendizaje no verbal: supone en el niño problemas de coordinación, dificultades en la motricidad fina, aprendizaje y socialización, con la particularidad de que las capacidades verbales están preservadas, mientras que las no verbales son las que veremos alteradas.

Los estudios demuestran que un alto porcentaje de los alumnos que padecen fracaso escolar o abandono, presentan dificultades del aprendizaje sobre las que no se ha intervenido.

Además de las dificultades del aprendizaje, algunos niños tienen un rendimiento inferior a sus capacidades por alguno de los siguientes motivos:

  • no saben organizar su estudio ni planificarse
  • no conocen trucos para memorizar más fácilmente
  • cuando llega el momento de leer la materia subrayan todo lo que ven, sin distinguir lo que es importante de lo que no, sin resumir ni concentrar todo el temario en un esquema que les ayude a comprender la materia.

Todo esto se debe a la ausencia de un método de estudio eficaz, lo que provoca que pasen horas delante de los libros sin llegar a aprovecharlas. En estos casos lo que tu hijo necesita es aprender técnicas de estudio que le ayuden a planificar, leer, sintetizar y memorizar los contenidos de cada temario. Las técnicas de estudio son también una parte fundamental del aprendizaje, ya que le enseñarán a organizarse en el futuro, tanto para los estudios posteriores al colegio como para cuando desempeñe su trabajo.

Si has observado en tu hijo dificultades para comprender lo que le explican en clase, lo que lee en los libros, falta de motivación, inquietud, o la ausencia de una buena metodología de estudio en CRC psicología podemos ayudarle a identificar cuales son esas habilidades que debe potenciar para que la escuela deje de ser un quebradero de cabeza.

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