Síntomas de la depresión

Síntomas de la depresión Los síntomas de la depresión pueden aparecer en cualquier momento de nuestra vida, pero su probabilidad aumenta cuando sufrimos una pérdida o cuando se da un cambio importante en nuestras vidas al que no hemos sabido adaptarnos.

La depresión se considera un trastorno del estado de ánimo, y de hecho es el más común, pues se estima que una de cada cinco personas llegará a desarrollar un cuadro depresivo a lo largo de su vida.

La depresión puede aparecer cuando sufrimos una pérdida o cuando se da un cambio importante en nuestras vidas al que no hemos sabido adaptarnos.

En ocasiones, la persona es incapaz de identificar en que momento comenzó a sentirse así y que ha causado su estado de ánimo actual.

 

Identificar los síntomas de la depresión

Los síntomas que nos produce podremos notarlos en los siguientes cinco grupos:

  •  Síntomas anímicos: entre los cuales aparecen sentimientos de infelicidad, irritabilidad, abatimiento, pesadumbre.
  •  Síntomas motivacionales: es muy habitual que las personas que padecen depresión tengan incapacidad para disfrutar, anhedonia, expectativas negativas de cara al futuro o incluso que les resulte un gran esfuerzo hacer tareas habituales como levantarse de la cama o asearse.
  •  Síntomas cognitivos: valorarse a uno mismo de forma negativa, sentir culpa, percibirse como poco útil o notar una bajada en la autoestima, son características que además de aparecer frecuentemente en aquellas personas que presentan depresión, facilitan también el desarrollo de la misma.
  •  Síntomas físicos: es normal que se produzcan cambios físicos como insomnio, pérdida de apetito y de deseo sexual, además de algunas molestias físicas como dolores de cabeza, intestinales o náuseas.
  • Síntomas interpersonales: en muchas ocasiones las relaciones interpersonales se verán afectadas. Las personas que padecen depresión pierden el interés por relacionarse con los demás, por lo que se aislan de sus amigos y familiares.

Para algunas personas no es fácil darse cuenta de que su estado de ánimo y su capacidad para disfrutar ha cambiado.

A veces son los familiares los que se hacen conscientes de esta apatía e irritabilidad, por lo tanto, si has percibido en ti, o en alguna persona de tu entorno los síntomas que detallamos anteriormente, deberías considerar la intervención de un psicólogo.