Psicología Infantil

Psicología Infantil en Vigo

La infancia y la adolescencia son dos épocas de grandes cambios.

Cuando somos pequeños todavía no entendemos el mundo que nos rodea y no sabemos como reaccionar ante ciertos eventos.

Y aunque en muchas ocasiones son nuestros errores los que nos ayudan a aprender, son también esos errores los que generan culpa o baja autoestima.

Algunos niños se centran especialmente en sus equivocaciones llegando a creer que la falta de éxito no es propia de su edad o de su momento evolutivo, si no el resultado de una falta de capacidades, en definitiva, algunos niños llegan a creer que no son tan inteligentes o tan habilidosos como sus compañeros.

A veces, esa falta de conocimiento, tan comprensible a su edad, es la que produce miedosansiedad o ciertas conductas impulsivas que perpetúan de forma automática para salir al paso de algunas situaciones, y que pueden terminar requiriendo la intervención de un psicólogo infantil.

 

La adolescencia es la etapa de cambio por excelencia.

Durante estos años, el que antes fue niño empieza a convertirse en adulto, sabe que ya no es quien era, pero desconoce en quien se va a convertir, esto es lo que llamamos búsqueda de identidad, una búsqueda que marcará toda la adolescencia y parte de la edad adulta.

A lo largo de dicha etapa, se van a dar cambios biológicos, físicos, culturales, y sociales.

Los jóvenes tratan de identificarse con su grupo de iguales, el cual supone un referente para ellos, un ejemplo a seguir.

Del mismo modo, ponen distancia con sus padres para demostrar que ya no los necesitan como antes, que ahora ellos tienen su propia opinión.

En este momento vital, la estructura cerebral se está reorganizando, dando lugar a una etapa de inestabilidad necesaria para lograr un pensamiento autónomo. Así por ejemplo, la corteza prefrontal (encargada de la toma de decisiones, planificación, inhibición de comportamientos inadecuados, interacción social y autoconciencia) está aún en desarrollo durante la adolescencia, por lo que el cerebro resulta espectacularmente moldeable brindándonos una oportunidad fantástica para aprender y desarrollar nuestra creatividad.

Claro que toda esta inestabilidad tiene también algunas desventajas. Por su parte, el sistema límbico (implicado en el procesamiento emocional y el procesamiento de recompensas) sufre importantes cambios y es que durante la adolescencia desaparecen en torno a un 30% de los receptores de dopamina, encargados de regular las pequeñas alegrías, si antes pasear con sus padres era toda una recompensa, al llegar a la juventud se buscarán actividades más estimulantes, lo que hace que los adolescentes sean hipersensibles a correr riesgos, pues los disfrutan mucho más.

Por todas estas razones, la infancia y la adolescencia son épocas en las que los cambios constantes pueden vivirse como experiencias de aprendizaje extraordinarias, pero en algunos niños y jóvenes también pueden convertirse en momentos de preocupación, miedo o desinhibición, por ello es importante enseñarles a regular sus emociones y manejar sus conductas, y la psicología infantil es una herramienta extraordinaria para aprovechar esa plasticidad cerebral en su favor.

Algunas de las intervenciones que un psicólogo infantil puede llevar a cabo con niños y adolescentes son las siguientes:

  • Ansiedad: ansiedad por separación de sus padres, miedos, ansiedad a situaciones cotidianas, trastorno obsesivo compulsivo, fobia social…
  • Depresión: tristeza, falta de motivación, baja autoestima…
  • Acoso escolar: intervención tanto en víctimas como en acosadores
  • Habilidades sociales: dificultades para relacionarse con sus compañeros, excesiva timidez…
  • Estrés postraumático
  • Trastorno negativista desafiante: comportamientos desafiantes, de desobediencia, irritabilidad y enfado hacia las figuras de autoridad.
  • Enuresis: emisión involuntaria de orina por el día o la noche, más allá de los 3-4 años.
  • Dificultades del aprendizaje
  • TDA-H: los niños que padecen este trastorno suelen ser aquellos que nunca paran quietos, no prestan atención, les cuesta pensar antes de actuar, se levantan de su sitio constantemente, no siguen el ritmo escolar, son despistados…